Huellas en el Pavimento

Nombre: Duermevela
Ubicación: Argentina

sábado, octubre 27, 2007

Sine qua non.

Y volvés, dándome a beber la última gota de tus miserias, sin darte cuenta que el todo se compone de la suma de las partes y hay algo, amor, de lo que careces, por más que intentes delinearle una duda a éste ahora que no es más que la sombra de un ayer impertinente.








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jueves, octubre 25, 2007

21:31

Muérdeme el abandono hasta que se desangre la Diana y caiga sometida a los pies de la noche, que no punza tanto lo que fue como lo que pudo haber sido.








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sábado, octubre 20, 2007

Plebiscito

He tenido que pactar con el diablo, no me ha quedado otra opción, las ciencias exactas no dan lugar a equívocos, eras vos o yo, he decidido elegirme.







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miércoles, octubre 17, 2007

Calma Chicha



Ensimismada estoy, hubo una borrasca,
cayó un ángel y no he podido verlo
Dicen que fue una maldición!

Un tipo se emborracha en la tasca
Adivino quien es sin conocerlo
¡Tiembla la raíz de mi sin razón!

Tras la esquina que da a la nada
hay gritos que enajenan
la templanza del ocaso.

Lánguida deambula la madrugada,
un ánima envenena
el decoro del aire a cada paso.

Mi sin Tí es solo la consecuencia
abatida de un fatuo momento…
La calma chica en el mar

es el desdén que provoca la ausencia.
Aquel temporal fue un invento,
un juego macabro del azar.




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jueves, octubre 11, 2007

Nocturne in Ebm

http://www.goear.com/listen.php?v=7461c0c




Preciosa, kike...

Las Causas

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta
de Adán. El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del tahúr. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.



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Jorge Luis Borges.

martes, octubre 09, 2007

Vuelta de página

Sabíamos que no sería eterno







Por más que el alba se haya empecinado
en retener
tus suspiros hasta mi último aliento



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jueves, octubre 04, 2007

La Rueca de Penélope

J. Sabina.

lunes, octubre 01, 2007

Escuece


Si yo volviera a ser la que era… si los miedos fueran sólo soldaditos de madera guardados en el baúl del recuerdo… si yo pudiera volver a encontrar, al otro lado del espejo, los sueños abiertos en flor, si la vida se dejara besar y mis manos perpetuaran el sabor del rocío por las mañanas, posiblemente no sentiría estas ganas inoportunas de asesinar a la Estrella que me robó lo único por lo que hubiese dado la vida… si yo volviese a ser quien era, ten por seguro, que no te daría ni las sobras de mis sobras, ni tan siquiera permitiría que te adentraras por el resquicio de mi Alma.









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Y además...

Me he bebido de un trago tu carta y despues me la he vuelto a beber. He velado una vela sin tarta, harta ya de estar harta otra vez. Le he pedido a Cupido la cuenta, he pagado con sangre la ofrenta de volverme loca. He vencido al amor por las malas, me he cosido un corpiño antibalas pensando en tu boca.
y además, como no sabía rezar, me dió por coleccionar letanías y escapularios, por culpa del incendiario hielo que me consumía, Para curar tus ojeras me doctoré en oraciones de todas las religiones verdaderas...
Empañé nuestro ajuar de soltera diez minutos después de enviudar. Un alivio de luto me espera, en el fruto del jacarandá. He pintado la alcoba de rojo, he regado con sal el rastrojo que pudo haber sido. He dejado la llave en la puerta, me he bañado en la playa desierta del mar del olvido.



Y sin embargo, ajenos a mis conjuros, en almacenes oscuros se amontonaban los días, cada noche más amargos, y en el andén del futuro los trenes de cercanías seguían pasando de largo entre tu cama y la mía.





Joaquín Sabina.