Reincidir

Cuándo fue que entraste en mi vida?

Te miro, estás ahí, cómplice implacable,

haciéndole un guiño memorable

a mi terca ansiedad tan consentida.

Vete! Déjame en paz! Qué quieres?

si sabes que eres veneno, placer y ruina

y sin embargo sé que soy yo la asesina

que busca vida y muerte en tus placeres.

Te maldigo y te necesito de igual manera

pero soy débil para romper con este hechizo,

lo mismo me dan rubios, negros o mestizos,

“ya ves, a veces, te cambio por cualquiera.”

Mira el poquito coraje que me queda…

Harta de ti te abandono por las noches

y cuando llega la mañana ¡Qué derroche!

beberme de tu boca el sigilo que me enreda.

No creas que no sé ¡la culpa es mía!

No soy tonta, carajo! Soy consciente

que me matas lenta y progresivamente,

Pero sabes? No sirven para ti las letanías.

Desata el humo de tus cadenas de seda,

no se me antoja ser esclava, ¡No contigo!

rompe el nudo umbilical de mi ombligo,

destétame del pezón de tu humareda.

Si pudiera este juramento ser eterno,

si lo que escribo valiera de precedente

para no caer de nuevo en vos, es evidente

que me atrae el paraíso de tu infierno.

Hay rastros de tu andar por mis pasillos,

y mis manos enloquecen en las repisas,

buscan fuego, reavivan las cenizas,

y otra vez reincido en ti, ¡Maldito cigarrillo!

...