Huellas en el Pavimento

Nombre: Duermevela
Ubicación: Argentina

jueves, diciembre 07, 2006

Aprovéchame ahora

Aprovéchame ahora…

desnúdame hasta
desgarrarme el vestido
con tu boca de fuego.

Respírame…

dame vida y muerte,
consúmeme con tu sexo
embebido de deseo.

Mírame…

hazme tuya,
despójame de mi misma,
penetra en la oscura
humedad de mi vientre.

Gózame…

despabílame éstas
ganas aparcadas en el
centro de mi existencia
donde se retan a duelo
el Norte contra el Sur.

Rózame…

suéltale las riendas a
esa sed hambrienta
de tu cuerpo,
susúrrale tu aliento
a mi pasión y al misterio
de tu oasis escondido
en mi desierto.
muérdeme la lascivia

Desespérame…

despójame las dudas,
acaríciame con el
blanquecino beso
de un hoy que morirá
absuelto por la condena
de tus besos.

Déjame…

confiésame tu prisa,
ahógame el silencio
con un murmullo
desvelado.

Quédate…

bébeme a sorbos
hasta desmaterializarme
por completo,
hasta ser sólo una
partícula de agua en la
transpiración de tu pecho.

Provócame…

saborea mis dos
orgasmos seguidos.
átame a tu lengua,
que se me antoja
dejar a los pies
de tu cama el gemido
de mi celo.

Aprovéchame ahora…

que hoy me arde la piel
de sentir como palpita
mi patria
en la yema de tus dedos.





miércoles, diciembre 06, 2006

Sin Título

Se trata de desenmascarar al destino,
de jugarse el pellejo frente al espejo,
de sacarle la lengua a los vencejos
que encadenan las huellas al camino.

Se trata de que entiendas que te quiero,
que se me llenan los huesos de frío
que arde la sangre cuando gana el hastío
la batalla cobarde del desespero.

Se trata de ser insolente, a veces,
de escupir verdades prisioneras
de un trémulo silencio aborrecido.

De olvidar los modos y las maneras,
porque cuando el corazón escuece
tu nombre cae a mis pies vencido.






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sábado, diciembre 02, 2006

Dirección Contraria

Me había trazado un límite después de la última vez con aquel fulano que de vez en cuando irrumpía, descoloca mi estabilidad, reavivaba el fuego… historia aparte, y harto conocida, sin sentido sobre todo, como un sueño de esos cuentos infantiles con final abierto donde el niño es incapaz de imaginar un final… es decir… incompatibilidad de caracteres, agua y sed, sentido y razón, distancia, tiempo, edad, una mierda, un cóctel de cobardes, un océano de caracolas muertas, en fin… una historia sin principio…
Después de maullar el último gato, después de beber del veneno de su copa maldita, después de calzar las botas del olvido, me tracé un límite, levanté murallas, hice pactos con mi silencio, sequé las lágrimas en la soga que tendía del nogal… borré las huellas, deshice las promesas inventadas, rompí las páginas del libro de un nosotros que se pulverizaba como hojas secas en otoño… preparé las maletas, me desnudé los recuerdos, me perfumé con el resquemor de un jamás… y tracé una línea de color verde azulada entre su cordura y mi locura, cerré las puertas y tras sus pasos, en dirección contraria, me fui..
y llegó él dándole lumbre a mi oscuridad, despertando los sueños de mi vigilia, masticando mi deseo, durmiendo en mi cama a 10000km. Acunándome en el vaivén de su cuerpo, rescatándome del hastío, despertando la noche al amanecer… llegó cuando menos lo esperaba a despabilar mi boca con sus besos y nos enamoramos como quinceañeros que se devoran el mundo, como cómplices de un homicidio pasional… llegó con las pupilas hambrientas y me dejé llevar por el mar sus ganas hasta desmarañar la distancia.
Yo creía haber trazado límites antes de que vos llegaras.







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